Un pequeño mensaje

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La luz de oeste se enhebraba a través de aquellas ventanas a la habitación procurando una calidez relajada y apaciguadora. Estábamos solos y yo sabía que sería seguramente nuestra última vez. Podría haber puesto el sentimiento en verter alguna una lágrima, no dudo en que no habría sido propicio, sin embargo la emoción se transmitió al completo a través del sexo. Mentiría si no dijera que no fue una delicia. Aquel erotismo fue el más puro que jamás he probado. Algo digno del significado pleno de la expresión “hacer el amor”. Es curioso como la tristeza puede ser tan bella. Pocos minutos después tomaría un tren pensando en un nuevo nunca más, nostálgico y tal vez algo atormentado, pero momentáneamente satisfecho. Feliz y triste, en cierto modo. Habíamos sido por un momento uno, un yo completo, un cáliz de mezcla de energías, una creación, algo ya irrebatable.

Las relaciones pasan y los recuerdos buenos parece que prevalecen. El sexo puede ser místico y sus impactos difícilmente controlables, no dejéis que os lo vendan como un banal producto, no debería serlo.

Sed felices. Os dejo con Suzie Q.

 

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