Presumiendo ante ellas

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Quien presume busca demostrar virtudes y tapar defectos. Conseguir la aceptación y atención de los demás es su objetivo.

“He ganado varios trofeos de surf”.

“Soy muy bueno en la cama. Todas quieren repetir”.

“Tengo un apartamento en la playa. Todo el mundo me pide que lo invite”.

Mirad la cara de Johnny Bravo señalándose el pecho según las leéis.

Las mujeres tienen una habilidad especial para olerse quien vale de verdad o es un consumado fanfarrón. Verán en tus esfuerzos por exponer tus virtudes como un claro indicador de necesidad de gustar, algo completamente contraproducente. Las mujeres huyen de los necesitados como los ladrones de la policía.

¿Cómo exponer tus virtudes sin ser un presumido?

Deja a un lado decir directamente que tienes un coche lujoso que te ha costado carísimo, que has viajado por medio mundo y que sabes cinco idiomas. Tú sabes lo que vales, permite que los demás se den cuenta de ello. La información sale poco a poco, se comunica de forma no explícita.

Si hablas cinco idiomas es mejor que sea ella quien te lo pregunte, o mejor incluso si te escucha hablando por teléfono en chino. Si has viajado mucho, seguramente podrás contar historias y anécdotas que te han ocurrido sin darle importancia al hecho de que has viajado, pero quedará claro que te has movido mucho. Y valdrá más a sus ojos. ¡Encima humilde!

Las chicas están hartas de chulitos de discoteca que se besan sus bíceps, hablan de la marca de su camiseta y de su coche rojo comprado de segunda mano, de listillos con una buena carrera profesional que les proporciona un alto estatus económico que van pregonando al viento y de ligones de poca monta que van alardeando de sus conquistas.

Sé reservado, permite que ella se dé cuenta de la importancia de tus grandes logros, tan solo enséñale la puntita del iceberg. Deja que tire del hilo y fantasee a medida que te conoce.

¿Debo ocultar mis pequeños defectos?

Absolutamente no, al menos no todos. Exprésalos con naturalidad, abiertamente y sin avergonzarte de ellos. Para esto tendrás que aprender a aceptarlos, solo así los podrás mostrar con seguridad. Conseguirás que los demás los perciban de la misma manera.

Mostrándolos te convertirás en una persona más real, cercana, transparente y conforme consigo mismo. Calarás más hondo por empatía, tus virtudes se resaltarán y generarás confianza. A la par, taparás puntos débiles que puedan usar personas que quieran atacarte.

Para muchos esto es muy difícil. Empieza a reírte sólo de algún que otro defecto que tengas. Métete por ejemplo con tu calvicie, con alguna de tus manías o torpezas. Luego hazlo con gente con la que tengas más confianza. Poco a poco podrás ser capaz de reírte de ti mismo con todo el mundo.

Lucas

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