Diciendo hola a las chicas: aprender a acercarte a mujeres

miedo-al-abordaje

Serían aproximadamente las doce y media de un jueves, viernes o sábado cualquiera. Una de esas tantas noches en que salíamos con el ánimo de testar cómo reaccionarían las chicas con lo que habíamos aprendido al leer en unos y otros sitios. Abrí las puertas de uno de los bulliciosos lugares a los que solíamos acudir. Tal como daba mis primeros pasos en la oscuridad del lugar encontré un grupo de tres majísimas y portentosas chicas. Llevaba tiempo con ganas de acercarme a una o varias chicas confesando abierta y directamente mi atracción. Era algo que me daba bastante coraje, pero quería ver qué cojones pasaba. Me planté ante ellas, saludé con voz temblorosa y les dije algo así como que me gustaban mucho y que quería conocerlas. ¡Me moría de la vergüenza! Inmediatamente me quedé en blanco. ¡Esas tres bonitas sonrisas se tornaron en tres espléndidas carcajadas! Carcajadas que me hicieron sentir como un gato que cruza la carretera de noche y se queda paralizado cuando los focos de un camión le advierten del peligro inminente. ¡Pero no existía peligro! Me despedí y me fui contento. Si eso era lo peor que podía pasar…

Es lógico tener una sensación extraña al acercarse a un hombre, mujer o grupo con ganas de ligar. La mezcla entre la falta de control, el miedo al rechazo y a quedarnos en blanco, la baja autoestima y el respeto que la sociedad nos ha inculcado hacia los desconocidos nos azota de tal manera que muchos ni se plantean la posibilidad de salir de su limitada burbuja de confort. Esta sensación extraña parecida a ansiedad se puede dominar con un poco de análisis y práctica.  

Creo que es bueno instaurar en nuestra cabeza la creencia de que hablar con desconocidos no es una falta de descortesía o de mala educación. A todos nos gusta relacionarnos, es algo bien natural. Y quien no lo vea natural, tiene un problema. Esto lo digo por si temes que te miren mal al decir -“Hola, ¿qué tal?”.

El contexto es muy importante. Sentido común por supuesto. Tal vez acercarnos a una chica que está llorando en una parada de autobús contándole un chiste no sea muy acertado, pero con un mínimo de observación y práctica estoy seguro de podrás discernir entre un contexto adecuado de uno inadecuado. Seguramente haya más situaciones adecuadas de las que te imagines. Y a cada contexto unas formas. Aprenderás metiendo la pata más de una vez.

Entender el rechazo es algo necesario. Muchos chicos sienten su ego herido cuando una chica les está dando largas. Buscan la valoración externa, síntoma de baja autoestima por cierto. En la mayoría de las ocasiones las chicas rechazan de primeras a los chicos por la ocasión, el contexto y las formas, pero no rechazan a su persona, sino a la figura. No saben quién eres, tan solo conocen una minúscula porción de ti. Por tanto, desliga su validación de tus emociones. Valídate a ti mismo. Además, no le puedes gustar a todo el mundo, al igual que a ti no te gustará el mundo entero.

Los novios que acechan. He oído miles de veces a chicos excusarse con este motivo. Os tranquilizaré. Si su novio ronda por ahí seguro, seguro, seguro no va a venir a pegaros una paliza. Si anda pendiente de su chica hará acto de presencia como mucho. Tal vez si tienen mucha confianza ni eso. Lo mejor es pensar que seguramente sean sus amigos. Observad la relación que tienen con ellos, si hay muestras de afecto o miradas muy cómplices. Tampoco te rayes mucho. Simplemente, diviértete.

Otras excusas. Te sientes irremediablemente atraído. Fantaseas con acercarte pero no salta esa chispa. Piensas que no te has puesto la camisa adecuada esa noche, o que has estudiado toda la noche anterior y tienes ojeras, o que tus amigos se van a reír de ti, o que… Piensas que la próxima vez que la veas lo harás segurísimo. Sin embargo nunca llegas a hacerlo. Te refugias en tu grupete de amigos, un círculo cerrado en el que no entra gente nueva desde hace una década, y si entra, no es lo que andas buscando. Quieres un abanico más amplio de donde elegir.

¿Qué puedes hacer si ellas están ahí y sientes que un muro invisible las separa de ti?

Te daré algunos consejos para que vayas dándole más naturalidad al asunto y lo injertes en tu día a día. En poco podrás tener una capacidad de iniciar conversaciones de manera muy sencilla, y podrás hablar con las personas que te atraigan sin dificultades:

  1. No te centres de primeras en acercarte solo a chicas. Conviértete en alguien social. Saluda al camarero. Pregúntale al anciano que lee el periódico qué le parece una noticia determinada. Habla del tiempo en los ascensores. Saluda a los perros grandes (a los pequeños ni caso, son unos malhumorados la mayoría).
  2. Busca un aprendizaje gradual. A algunos hasta les da cosilla preguntar la hora por la calle o por una determinada dirección. Empieza por lo que te resulte más fácil y poco a poco ve incrementando la dificultad. Tal como lees en el texto del principio, por entonces podía dirigirme a las chicas y sin problemas pedirles una opinión o decirles algún comentario gracioso, pero confesarles de primeras mi interés suponía un reto mayor. Poco a poco.
  3. Trata de divertirte, no busques resultados. Seguro que estás sintiendo mariposones en el estómago por los nervios antes de decir ninguna palabra. Pero disfruta de esto. Es la adrenalina que corre por tus venas al salir de la zona de confort. Di tonterías y juega a que te rechacen.
  4. Búscate un amigo que también tenga ganas de desarrollar sus habilidades sociales y mejorar su comunicación con las mujeres. Salir con alguien que le dé naturalidad será mejor que sentirte observado por tu grupo de amigos aburridos que no levanta la vista de su cerveza y que se burlen de ti debido a su cerrada mentalidad por el hecho de que quieras expandirte.
  5. Empieza a perder el miedo al ridículo. Canta una canción en un karaoke, haz el tonto por la calle o cuenta un chiste delante de varias personas lo peor que puedas a propósito. Haz teatrillos delante del espejo del cuarto de baño.
  6. Piensa algunas preguntas que te generen interés y aprovéchalas para iniciar conversaciones de manera muy sencilla y justificada. Te ayudarán a librarte del peso del “va a pensar que quiero ligar con ellas” (hasta que te sea completamente natural afirmar que estás ligando si lo estás haciendo de verdad). Recuerdo que la pregunta “¿Quién miente más: los hombres o las mujeres?” se hizo muy popular y daba brillantes resultados, pues siempre generaba un debate muy entretenido que abría las puertas a socializar.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *