El efecto Pigmalión y su aplicación en la seducción

efecto-pigmalion-seduccion-losylas

¿Pueden nuestras expectativas sobre otras personas influir en sus conductas al relacionarnos? ¿Y nuestras propias expectativas influir en el resultado que obtengamos? ¿Podrían condicionarnos las creencias que los demás tienen sobre nosotros?

El principio de actuación a partir de las expectativas de los demás se conoce en psicología como el efecto Pigmalión. Es el proceso mediante el cual las creencias y expectativas de una persona respecto a otro individuo afectan de tal manera a su conducta que el segundo tiende a confirmarlas.

“Somos lo que los demás esperan que seamos”

De aplicación en muchos ámbitos, como medicina, enseñanza o sociología, a partir de este artículo aprenderemos cómo poder utilizarlo para convertirnos en personas más influyentes y aplicarlo para favorecer que tanto él como ella, según el caso, invierta o se esfuerce más por nosotros.

Veamos un primer ejemplo para ir comprendiéndolo mejor:

Uno de tus primos pequeños, de unos 13 años, va a tu casa a dormir un par de noches. Ya sabes, por experiencia, que tu primo es tan desastre como un batallón  de legionarios en cuanto al orden. Todo lo deja desparramado por la habitación. Los calzoncillos, las camisetas, los jerséis y las toallas. Es una máquina de hacer el caos. Al llegar deposita con cuidado su mochila en un rincón de tu cuarto. Realmente no la deja con ningún criterio de orden o concierto, pero muy hábil tú le dices con cierto entusiasmo:

–          ¡Vaya! Se ve que te estás haciendo más mayor. Mira cómo has puesto la mochila, te has vuelto más ordenado. Me alegro.

Ante esto tu primo posiblemente reaccione de manera positiva, al menos durante un tiempo en el que el refuerzo aplicado tenga efecto. Has dejado claro que tienes la expectativa de que él es más ordenado. Él lo sabe, se ha sentido halagado por tu comentario y quiere mantener el listón, tratar de confirmar la expectativa creada. Seguro tratará de mantener un orden más estricto del que acostumbra en su propia casa. Es importante que no haya una confianza extrema, la confianza ya sabemos que da asquito, y hace que nos importe un pijo la opinión del otro. Debe importarle nuestra opinión.

Hemos transmitido una expectativa positiva para que el otro la cumpla. Ahora como segundo ejemplo una situación en la que el efecto Pigmalión afecta según la expectativa creada en segundos con respecto a terceros:

En 1968 Robert Rosenthal y Lenore Jacobson querían probar el efecto Pigmalión en el aula. Para ello, informaron a los profesores de que los alumnos habían pasado un tipo de test de inteligencia bastante novedoso con una capacidad muy crítica de discernir qué chavales presentaban unas capacidades elevadas. Posteriormente les informaron de los nombres de dichos alumnos que habían sacado mayor puntuación advirtiéndoles de que su rendimiento sería mucho mayor al de la media. Tras el curso académico se reveló que efectivamente, estos alumnos habían sacado una puntuación más elevada que el resto. Robert y Lenore estaban la mar de contentos, el estudio había concluido con éxito. Los alumnos nunca pasaron ningún test, la simple expectativa creada en los profesores cambió su conducta a la hora de trasmitir conocimientos a estos chicos y por ende, sus resultados significativamente aumentaron. <<¡Maravilla de Pigmaleón!>> dirían ambos psicólogos.

Y como tercer ejemplo, cómo el efecto Pigmalión nos afecta a nosotros mismos cuando tenemos una creencia o una expectativa:

En la primera temporada de “Cómo conocí a vuestra madre” encontramos el capítulo: Mery, la asistenta legal. En este, los protagonistas están invitados a una gala de premios donde Robin recibirá posiblemente un premio al mejor reportaje. Barney, en una de sus disparatadas y brillantes ideas, decide invitar como acompañante para Ted a una chica muy llamativa haciendo creer a este que es prostituta de lujo cuando simplemente es asistenta legal. Ted, desconcertado por la increíble atracción que la chica le produce y el conflicto ético interno, no sabe muy bien que hacer. Sin embargo, dada la seguridad de éxito que el hecho de que sea prostituta le ofrece le es tremendamente sencillo coquetear aún sin saber el destino final de dicha interacción. Esto le libera, le dice lo tremenda físicamente que le parece y no esconde su ligero atrevimiento. Incluso le da un poco de cosa lo fácil que le parece.

<< Insultaste a alguien que odio refiriéndote a algo que adoro. ¡Joder, te has vuelto aún más atractiva!>> Cualifica Ted.

Es un claro ejemplo de lo que a cualquiera nos puede pasar cuando tenemos la creencia de que una interacción social es sencilla. El efecto Pigmalión hace que nos liberemos y le demos una naturalidad crucial y en este caso bastante atractiva. Os invito a ver el capítulo para reflexionar un poco más acerca de ello.

Bien, y entonces ¿cómo lo aplicamos al comunicarnos con un hombre o mujer que nos atraiga?

Ya hablamos en el anterior artículo que nos beneficia un marco exigente, con alta expectativa de lo que la otra persona nos vaya a ofrecer. Explotar el efecto Pigmaleón con cierta sutilidad nos ayudará entre otras cosas a que se esfuercen por gustarnos. Exponiéndole una virtud que presuponemos que tiene , debido a un mínimo detalle en su comportamiento con nosotros, tratará de cumplir con la expectativa que tenemos de él para no decepcionar. Como con ejemplos va todo mejor, veamos un par para que quede claro:

Nos encontramos en una cita con María, estamos encantados. Nos sentamos en una mesa y el camarero nos sirve un par de copitas de vino. Cuanto tiempo hacía que no salíamos con una chica que nos llenase tanto, ¡es nuestra noche! No llevamos más de dos minutos sentados cuando ella saca el móvil y comienza a contestar uno de esos dichosos mensajes de WhatsApp. A saber qué narices andará contando. Hay que hacer algo, no mola nada una cita en la que ella se pase la charla distraída con el móvil.

Nos pide disculpas, dice que tenía que contestarle a una amiga acerca de dónde se encontraba un nosequé en casa. Puede que haya sido una vez y punto, pero por experiencia sabemos que si lo hace una vez, lo puede hacer más veces, así que le decimos lo siguiente:

–          Ah bueno, no tiene mucha importancia, pero gracias por la disculpa. Últimamente la gente se pasa las conversaciones chateando y es algo terriblemente odioso, pero no creo que contigo pase. Tengo la sensación de que eres bastante educada y le das importancia a estos detalles, lo cual me gusta.

Con esta respuesta educada, halagadora y sutil podremos prevenir que se pase el rato enviando mensajitos. Tal vez con otro lo haga, no lo sabemos, pero si le importa mínimamente la opinión que tengamos sobre ella mantendrá su móvil en el oscuro fondo de su bolso y se enfocará en nosotros. A fin de cuentas si pensamos que es educada tratará de estar a la altura. Además, nos mostramos un poquito exigentes. Si no eres educada conmigo pasaré de ti.

En otra ocasión Mercedes ha salido con Eusebio. Se han conocido a través de algunos amigos en común y llevan saliendo un par de semanas. Él se muere por meterse en la cama con ella, pero Mercedes necesita algo de tiempo. Por supuesto la presión no ayuda, y sabe lo que pasa por la cabeza de Eusebio. ¿Cuánto podrá esperar sin quejarse demasiado? Tras escuchar un par de frases que se le han ido un poco de las manos a Eusebio por su insistencia, Mercedes que es muy inteligente le dice para ganar un poco más de tiempo y no precipitarse con el sexo:

–          Sé que no es fácil para ti aguantar sin sexo. Pero me alegra que lo estás llevando muy bien y me comprendes. Sabes que insistir no me ayuda y te valoro que no me metas presión. Me hace estar más segura.

Eusebio se sentirá premiado su presunta paciencia y comportamiento sin insistencia y seguramente cesará por algunos días de insistir. Tiempo que Mercedes tendrá para valorar si se siente segura de dar un paso más y acostarse con él.

Las aplicaciones del efecto son infinitas. Depende de vosotros encontrarle uso en el día a día a esta herramienta. Unas veces os irá de perlas, otras no funcionará. Lo importante es probar y con la experiencia iréis calibrando cuando funciona mejor y se puede emplear.

Si os ha gustado, tenéis dudas o queréis debatir, dejad vuestro comentario. También podéis suscribiros y compartirlo por las redes sociales, cómo no.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *