Construyendo conversaciones que fluyan con ellas. De qué hablar, tránsito entre temas y emocionalidad. (Con ejemplos)

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He escuchado a muchas chicas quejarse de lo difícil que es para muchos tíos sacar conversación con ellas. Los temas no fluyen, se producen silencios tensos e incómodos, les cuesta entrar en nuevos temas de conversación, hacen baterías de preguntas y al final claro, ellas acaban pidiendo la hora deseando que alguien venga a salvarles de la insufrible charleta.

Es verdad, a muchos les cuesta hablar con ellas. Ya ni siquiera por nerviosismo o presionarse a sí mismos, sino que simplemente no encuentran de qué hablar y cómo conectar.

Os echaré una mano.

Para empezar, hay que entender que una conversación de este tipo, de aspecto informal, es una especie de organismo viviente con capacidad de libre albedrío. Entre ambos conversadores se le va dando dicho albedrío, creándola a nuestra forma, teniendo toda decisión sobre esta pues no hay patrón impuesto que seguir. Por tanto, puedes decidir siempre un cambio o giro en la temática. Eres dueño y amo de  la conversación, al igual que ella. Con completa naturalidad puedes pasar de hablar de los perros que tenías de pequeño a la última vez que te hiciste pis en la cama. Puedes relacionar todos los conceptos que quieras, y así, darle dinamismo. ¡Importante el dinamismo!

Saltos en la conversación. En las conversaciones que nos dan a conocer, sobre todo las primeras -que son complicadas para muchos-, es importante que lleven una carga amplia de temática y de emocionalidad. Podemos hablar de diversas partes de nuestra vida, tanto de la infancia hasta el presente, lo cual dará una visión importante de quienes somos. También de algunas relaciones forjadas que hayan sido relevantes. Amigos que ya no están, mascotas que tuvimos, familiares cercanos. Deportes practicados, viajes hechos  y anécdotas vividas. Libros leídos, canciones preferidas. Todo siempre con un tinte personalizado que le daremos gracias a la perspectiva emotiva: qué nos hacía sentir, cómo lo vivíamos, en qué pensábamos, qué preocupaciones teníamos. Esta parte es fundamental para que nuestra receptora empatice con nosotros, se contagie emocionalmente y nos conozca más profundamente, añadiendo confort y confianza. Recordad que las chicas son tremendamente más emocionales y sensibles que nosotros, y esto es algo que se nos olvida con frecuencia.

Una conversación se divide en hablar y escuchar. Pero para escuchar nos tienen que hablar. Tal vez algunas mujeres no callen, pero otras sufren igualmente de timidez y presión al principio y no les sale hablar o se quedan en blanco aunque estén muy interesadas en nosotros. ¿Creías que para ellas siempre es fácil hablar y si no lo hacen es porque no les gustas? Pues no. Esto es comprensible y se les puede echar un cable para que vayan abriéndose poco a poco, dándoles la oportunidad de ir cogiendo confianza sabiendo que lo que nos cuentan nos interesa.

El mecanismo sería el mismo que por ejemplo me sucede a mí con los chistes. Personalmente tengo una memoria horrorosa para los chistes. Si me pides que cuente algunos probablemente solo se me ocurran un par de ellos, como mucho tres. En ese momento, de manera forzada no seré capaz de recordar ninguno más. Sin embargo, si empiezo a escuchar algunos chistes que cuenten mis amigos recordaré muchos más, pues se activará mi memoria al hablar de diversos tópicos. Si cuentan el de Jesucristo en el bar recordaré el de Jesucristo en la última cena y me animaré a contarlo. De igual forma una chica que nos escuche hablando de esto y aquello le ayudará a abrir su memoria y empezar a contarnos algo que tenga que ver con lo que decimos. Por tanto iremos saltando juntos de tema en tema, de subtema en subtema. Hablando nosotros permitiremos que nuestra interlocutora tenga temática acerca de la que hablar y viceversa. (Tened en cuenta que si es muda no hablará nunca).

Por ejemplo:

Sales con un chica que parece poco habladora, y te das cuenta de que tienes que mantener tú viva la conversación hasta que ella se vaya soltando. Es muy posible que esté nerviosa, al igual que tú, y no quiera meter la pata. Entráis en un bar y decidís pedir una cerveza de la carta. Mientras lees las cervezas alemanas que ofrecen lo asocias mentalmente con que estuviste en Alemania hace unos años y le puedes relatar tu viaje a partir de esto.

Tú: -Me acuerdo de que en Alemania entre en un bar que tenía una carta gigante con miles de cervezas artesanales… bla bla bla… acabámos yéndonos a un concierto de música Jazz donde tocaba un pianista que era ciego como Ray Charles. (te estás abriendo, ella se relaja un poco y contesta)

Ella: -¡ah sí! El otro día ví la película de este hombre. Me gustó bastante.

(no se ha abierto mucho aún, pero vamos por buen camino para que la conversación crezca hasta que ambos demos el 50%. Sigue así. Habla desde tu perspectiva.)

Tú: – Pues yo tengo ganas de verla, porque me han hablado muy bien de ella. Hace tiempo ví un vídeo de cuatro grandes pianistas improvisando juntos. Uno de ellos era él. Eran jodidamente buenos, si lo encuentro te lo mando. Me impresiona bastante la gente con tanto virtuosismo musical, porque a mí siempre se me ha dado mal. Soy musicalmente un patán.

Ella: jejeje, bueno, es cuestión de ponerse. Mi abuelo empezó a aprender a tocar el piano con 50 años, ahora tiene 84 y se le da de maravilla. Y mi abuela me cuenta que cuando era joven no tenía ni idea de música. Yo toqué piano un tiempo, pero ahora no tengo tiempo para nada.

(La conversación empieza a fluir más. Ella se va encontrando cómoda y va sacando nuevos temas por los que podemos derivar. Se abren la línea de su abuelo, del qué pasó con tocar el piano, o su escasez de tiempo).

Abrir nuevos hilos de conversación que se nos pasen por la cabeza cuando lo veamos apropiado es muy bueno, tal vez si la conversación se está estancando sería un buen momento antes de que decaiga por completo. Son tremendamente válidas y divertidas las historias y preguntas fantasiosas con un toque de originalidad. A muchas chicas les encanta imaginarse situaciones absurdas y comentarlas. Recordad que la conversación es mejor si es divertida, aunque podría tener un matiz conmovedor profundo de gran conexión. Luego hablaremos de la emocionalidad.

Hablando de preguntar. Cuando preguntéis utilizad preguntas abiertas, que fomenten que ella se exprese y que muestren interés real por conocer un poco más allá, con expectativa.  En los ejemplos siguientes hay algunas, recordad no meterlas de manera forzada. No abuséis nunca de las preguntas, o se convertirá en un aburrido interrogatorio, que es lo que hacen muchísimos chicos y chicas cuando tienen interés. Solo un 10% de los comienzos y giros de conversación se empiezan con alguna pregunta. Un consejo de una amiga mía sería evita preguntar lo que todo tío pregunta, pues si todos lo preguntan os meterá instantáneamente en el mismo saco, además de que se cansan siempre de responder con la misma historia.

Ejemplos de inicio de nuevos temas de conversación:

  • Entras en un local al que ella te ha llevado, y parece ser un sitio muy especial, ahí podrías preguntar: – ¿Qué es lo que más te gusta de aquí? – (pregunta abierta, mucho mejor que – ¿te gusta este local?-  que sería de fácil respuesta con un sí, punto, conversación cerrada.)
  • Me gusta esta ciudad, tiene un toque de renovación cultural que no he visto en otras ciudades, por cierto, me he enterado de que han abierto un nuevo museo con la crisis que hay: ¿te has enterado? ¿qué opinas? (da lugar a debate).
  • -Bien, cuéntame algo que estamos muy callados observándonos ¿Qué has hecho en vacaciones? (aunque no responda gran cosa, te devolverá la pregunta y podrás desarrollar qué has hecho tú. Es una buena pregunta si tienes unas grandes vacaciones que contar, con anécdotas y demás.)
  • -Pronto llega la navidad. Aún no sé qué comprarle a mis hermanos… ¿qué le regalarías a tres pequeños diablillos preadolescentes?
  • -Así que has leído La historia interminable. Yo también. Me encantó ese libro. Aunque la película era malísima el dragón molaba ¿a tí qué te pareció? (pregunta abierta).
  • -Caminando por allí iba como alelado pensando la de historias que habrían ocurrido tras esas murallas. La Alhambra es mágica. Me imaginaba que era un califa en la actualidad y vivía allí, pensando la de cosas que haría ¿te imaginas pasar un par de noches allí? (pregunta abierta que da lugar a la imaginación. Podemos darle mucha cancha hablando de lo que sucedería y de las emociones que tendrías. Si te daría miedo. Si jugarías, etc.).
  • Estuve en el acuarium de Lisboa. Era muy divertida la zona de los pingüinos, uno seguía mi dedo nadando tal como lo pasaba por el cristal, como si siguiera mis órdenes. Jejeje. Me imaginaba que tenía un ejército de pinüinos. Y hacían lo que yo quería. Si tuvieras un ejército de pingüinos, ¿tú harías con un ejército de pingüinos? (otra pregunta abierta original que permite divagar. Hay que usar tono de humor ¡eh! Una chica seria quizás no sabrá que responder y pensará que sois raros. No os preocupéis, simplemente entended que a mucha gente no le gusta darle rienda suelta a la imaginación porque o no tiene, o porque no se siente aún con confianza suficiente).

Como veis son preguntas y aperturas de temas de conversación de lo más variadas. Implican que ella tenga que dar una respuesta amplia. Particularmente me gustan las absurdas y fantasiosas porque implican que ella dé una respuesta también fantasiosa, así  puedo ver qué clase de personalidad tiene. Adoro las chicas con sentido del humor, imaginación, mente abierta y creatividad. Si me sigue el rollo genial, de otro modo, pues no será para mí tal vez. Si te gustan las chicas con grandes ideas políticas podrás testar su respuesta con una pregunta generalizada para ver si le interesa la política y poder tirar más de ese hilo que a ti te mola.

Llegar a puntos en común, como gustos parecidos podría decir que no es imprescindible. Lo imprescindible es que el eje central de la conversación que seduzca, la conversación que nos atrape y no queramos dejar, es la emoción. La emoción puede ser la diversión, la pasión, el aprendizaje, la atracción, o una suma de varias. Una charla que nos deje indiferentes es aburrida y fácilmente sustituible por otra actividad como mirar el móvil o sacarse los moquillos de la nariz. Si llegamos a puntos en común posiblemente será fácil que nos emocionemos juntos. Mira a un par de niños frikis hablando de videojuegos y verás lo que es emocionarse. Si les hablas del tema les caerás genial.

La capacidad para generar temas de conversación o para saltar de unos a otros se desarrolla sobre todo con contenido en tu mollera. Si no sabes de nada dudo que puedas hablar de cualquier cosa. Como todo, la clave es tener información. En este caso información general. DE TODO. Aunque esto es evidente, dejo algunas recomendaciones:

  • Lee todos los días la prensa para saber un poco qué es del mundo.
  • Escucha la radio. Os dará mucha cultura y conversación.
  • Puedes mirar alguna revista como la “Muy Interesante” de vez en cuando.
  • Lee libros, ve películas, escucha música, haz actividades, practica deporte, pasea y observa detalles de la ciudad.
  • Tener estudios es mejor. Si eres médico, matemático o filósofo da igual, lo importante es que sabes mucho de un tema y la gente podrá aprender de ti. Querrán escucharte. Querrán tu opinión.
  • Viaja. Cuantas más formas de culturas conozcas más interesante será tu perspectiva del mundo.
  • Conoce a mucha gente. Vivirás experiencias y también compartirán experiencias contigo que podrás contar después.

En definitiva, la cuestión es enriquecerse para tener de qué hablar. Y nunca dejar de hacerlo.

Para concluir añadiré que la práctica es importante. Para ser un buen conversador lo imprescindible es conversar y conversar con mucha gente. Si vas corrigiendo tus errores al final lo harás con naturalidad, desenvoltura, creando conexión y atracción.

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